Diario de viaje a Maldivas 2016 - días 5 y 6

9:45


La última mañana en Avelavaru no quisimos desaprovecharla, la tarde anterior habíamos hecho snorkel en el arrecife que teníamos frente a nuestra villa, y sabíamos merecía la pena seguir explorando.

Así que a las 7h de la mañana, sonó el despertador y fuimos a explorar la zona.

Espectacular, en ese momento me reconcilié con la zona. El primer día que fuimos de excursión en grupo realmente, no me gustó demasiado el lugar. Había peces, pero el coral estaba muy deteriorado.

Aquí no, estaba lleno de color y de peces, era una maravilla aunque la corriente era fuertísima y costaba nada aún llevando aletas.

En uno de esos momentos vi a una morena fuera de su habitual escondite, y me pegué un susto de muerte porque me la encontré de caras. Las odio, son muy feas y con esa boca y esos dientes, dan verdadero terror.

Salí pitando espantada y queriendo avisar al resto para que no se acercaran.

Cuando volví a meter la cabeza la morena había desaparecido… creía que todo había acabado hasta que volví a ver su horrible cara.

Seguimos nadando y poco después, el tiburón fue el protagonista.


Un ejemplar de tamaño mediano, bastante cerca nuestro. Me quedé inmóvil observándolo, parecía que la mañana iba a ser entretenida.

El hidroavión no salía hasta la 13,30h, así que teníamos toda la mañana libre para acabar de disfrutar de la villa y más nos valía, porque creo que nunca jamás volveré a tener la suerte de estar en un sitio así.

Comimos a las 11,30h, el trayecto iba a ser justo en la hora de la comida así que mejor era comer temprano porque no sabíamos a que hora llegaríamos a nuestro siguiente destino.

Volamos dirección Malé de nuevo, ya que desde allí saldríamos en lancha hasta nuestro siguiente destino.


Fueron tan solo 25 minutos, a las 15,30h llegábamos a Banyan Tree Vabbinfaru, una mini islita que puedes recorrer en tan solo 15 minutos, así que imagina.

Solo llegar hicimos inspección del resort, para conocer las características y curiosidades del lugar y cuando acabamos, era la hora de dar de comer a las manta raya.


A las 19,30h habíamos quedado para cenar con Natalia, nos habían preparado una mesa para 11 sobre la arena de la playa, era noche de barbacoa de marisco con antorchas y velas como compañeras.

Cuando acabamos de cenar fuimos dirección al muelle del resort, Natalia contaba que bajo él vivían 7 tiburones del tamaño de una persona. Miedo.

Y sí, así era. Fue llegar y ver el primero, de un tamaño casi irreal, no me podía creer que pudieran estar dentro del arrecife y tan cerca de la orilla.

Hacía un momento comentaba que a la mañana siguiente quería ir a hacer snorkel a las 7h… y después de ver a los tiburones, iba a ser que ni en broma me iba a meter al agua.


Finalmente entre todos me convencieron, o fue al revés, si íbamos todos yo también iba. Así que así fue.

Quedamos a las 7,30h en la puerta del Marine Center, uno de los instructores se apuntaba a la excursión. Qué bien tener a alguien que conociera la zona.

La verdad es que casi desde el primer momento fue espectacular. El coral estaba en muy buen estado, colorido, miles de peces y bancos por todos sitios, 3 tortugas y 4 tiburones grandecitos, el balance no podía ser mejor.

Habíamos empezado a nadar con la idea de tan solo dar un cuarto de vuelta a la isla, era el primer día… pues acabamos dando la vuelta completa, ¡casi nada!


Cuando acabamos desayunábamos y a toda prisa, nos preparamos porque una lancha nos iba a llevar a la isla vecina, Angsana Ihuru, que cuenta con uno de los mejores arrecifes de Maldivas y más próximos a la orilla.

La isla era más mini todavía y antes de ponernos manos a la obra, estuvimos ayudando a re-plantar coral.


Desafortunadamente el cambio climático y las altas temperaturas del agua, cada año destruye mucho coral. Así que cada semana recogen coral vivo del fondo que ha sido arrancado por las corrientes o golpes, y lo replantan sobre estructuras metálicas. Una actividad muy curiosa y ojalá en más sitios lo hicieran, una pena perder esta maravilla.

Cuando acabamos era el momento de inspeccionar el fondo marino, así que nos preparamos todos con intención de dar la vuelta a la isla.

Qué decir, aquí nada es feo así que de nuevo vimos corales preciosos, una anémona con super población de peces payaso (nunca había visto tantísimos y fuera de la anémona) y dos tiburones.


Destrozados por nadar contra corriente, acabamos a la hora de comer por suerte, ya teníamos la mesa puesta.

A las 14,30h regresamos de nuevo a nuestro resort y por suerte esa tarde, la tuvimos libre al completo, que ya tocaba.

Fotos, escribir, descansar… contemplar.

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