Diario de viaje a Chicago parte II
9:00
En ese primer/segundo día por Chicago, aprendí porqué la llaman the Windy City, y es que peinarse y llevar falda, aquí, es un deporte de alto riesgo.
Volví al Millenium Park porque todavía me quedaba por ver el Jay Pritzker Pavilion, la Crown Fountain, y mi favorita, la Cloud Gate. Me quedé mucho rato observando como la gente disfrutaba de estas singulares esculturas.
Las ciudades han tardado años en formarse y en ser en lo que son hoy, pero a mi particularmente, más que ser la primera ciudad que acogió al primer rascacielos, la tenía en mente por las singulares esculturas de este parque.
Esto desde luego me dio que pensar en como una ciudad “corriente”, puede convertirse en turística gracias a llamativas atracciones.
Después de esto, no se me ocurrió otra cosa que hacer el "crucero" de la Fundación de Arquitectura, lo digo porque solo eran las 12 del mediodía. Yo que me río de los guiris cuando vienen a la Costa Bravan y pillan el moreno gamba, pues ala, así estoy yo. Eso sí, menuda maravilla de paseo!
La cosa llegó por la noche... tuve que cambiar de habitación por temas de capacidad. Eso era algo que ya sabía puesto que la reserva me la hice yo. Una habitación más pequeña pero con lavabo, ducha y pica dentro. Problema. Para quien no caiga en cuenta es algo totalmente antiprudente, a no ser que quieras que a la hora del gallo empiecen las compañeras de habitación a ducharse, ir a lavabo y demás, mientras que el resto están durmiendo.
No me dí cuenta la verdad.
Cuando ya llevaba rato descansando, pican a la puerta. Una señora mayor con taca taca y 3 maletas enormes, acompañada del chico del chek-in desk.
Lo primero que me vino a la cabeza es que era una indigente.
Años atrás, cuando ya me planteaba el empezar a ir a NY sola, busqué alojamiento. Es un problema importante sobre todo si no tienes un holgado bolsillo, por lo que no te queda otra que alojarte en un hostel. Uno de los que visité, fue el YMCA West Side. Ya en aquel momento ví homeless paseando por la puerta y fue algo, que no me dio buena espina.
No entiendo como funcionan los servicios sociales en este país, lo que sí imaginaba, es que probablemente les debían de dar alojamiento de vez en cuando.
Así que para evitar esos problemas, y conociendo los “problemas” de la sanidad americana, decidí cogerme habitación individual, todo y el coste que conllevaba.
Ahora, pensé que podría ocurrirme, pero supongo que son esas cosas de las que no eres consciente hasta que te pasan
Me quedé un rato observando a la señora, sin querer creerlo. Le pregunté, está de viaje? Evidentemente me dijo que sí. Pero era algo casi obvio, una señora que casi no se puede mover, con 3 maletas enormes, no se va de viaje sola y se aloja en un hostel.
En ese momento empecé a oir como le cascarilleaba la dentadura.
Sí, ya, si parece como una comedia, pero no. La ayudé a hacer la cama y ahí es cuando lo ví todo claro. Bueno, más que verlo, olerlo todo claro. Era una homeless.
Seguí pensando un buen rato. 2 noches más en ese hostel, con ese hedor… iba a ser incapaz. El hostel no era ni un regalo ni precisamente barato, así que tampoco estaba dispuesta a sacrificarlo. Me sabía fatal, pero tuve que tomar la decisión de pedir un cambio de habitación.
Y por suerte, aún la situación embarazosa, pude cambiar.
El lunes quería ir hasta Oak, el pueblo donde Frank Lloyd Wright hizo su primera casa, y diseñó muchas otras.
El viaje en metro ya fue toda una aventura. Pasó por barrios totalmente destrozados, sucísimos, edificios casi en ruinas… de esos que te hacen pensar mejor no llames la atención.
Por suerte llegué sana y salva a destino.
Fue bajar y enamorarme de Oak. Todo y que forma parte del destino turístico de todas aquellas personas a las que gusta el arte, es uno de esos sitios de la america profunda, de los que ves que guarda toda la esencia.
La casa de Frank Lloyd fue apabullante tan solo tenerla delante. Esas columnas, colores, distribución… girabas la mirada alrededor y veías el resto de casas victorianas del barrio, y te lo imaginabas tal cual, 100 años atrás.
En esos momentos entiendes como nacen los genios, personas que están en una época equivocada y que destacan sobre el resto sin remedio.
Con 21 años se trasladó a vivir a Chicago, para el estudio de Sullivan, junto con su joven mujer de 18, y le pidió a su jefe un préstamo de 5000$!! Hace 100 años, esa cantidad enorme de dinero, por alguien tan joven y que todavía no había rozado el éxito, y que además, tuvo 6 hijos con esta primera mujer. Un hecho que se me escapa a la comprensión.
Explicar el interior de la vivienda sería exaltar mi fascinación por la aquitectura y arte en general, porque aunque no se le den a veces la importancia que se merece a las cosas, todo tiene un porqué y nada es casual.
Muy a mi pesar, abandoné Oak. Hubiera trasladado gustosamente todos mis enseres a este pequeño pueblo y me hubiera quedado el resto de tiempo, pero no podía ser.
La vuelta en metro fue más irreal si cabe. Solo oía hablar de jails, y gracias a dios que soy una ignorante en lo que slang se refiere.
De nuevo en Chicago, un paseo por la Magnificient Mille y la torre Hancock, o lo que vendría a ser, como encontré Cheesecake Factory por casualidad. No pude evitar entrar. Un sitio enorme, llenito de gente, y con variedad de pasteles que tenían una pinta tremenda, tanto como el precio, 8$. Eso sí, creo que jamás me habían puesto un trozo de pastel tan enorme en el plato. Cheesecake, chocolate blanco y red velvet era la composición de mi trofeo.
La última noche en el hostel fue tan abruptada como la anterior, con despertadores sonando sin cesar desde las 5,30 de la mañana, lavabo, ducha, bolsas… nunca dejará de sorprenderme el poco respeto que tienen los demás hacia el prójimo.
El último día tocaba despedirme de lo que más me gustó de chicago, el Millenium Park. Un último vistazo a esas atracciones que tanto me han fascinado y que es probable no vuelva a ver jamás.
Como conclusión del viaje a Chicago, precioso el crucero por el río, increíbles las vistas de la ciudad por la noche desde el Navy Pier y una maravilla de parque, lo que más destaco como positivo. Como negativo, gente con serios problemas de peso, creo que nunca había visto tantos, homeless casi en cada esquina…
No he expresado que mi estómago es un ir y venir de sensaciones. 2 hot dogs de pretzel que vendría a ser lo más suave que he encontrado en el aeropuerto, me han sentado como una patada. Está claro que este aspecto nunca llegaré a superarlo. Dicen que si no puedes con el enemigo, te unas a él, pero miras alrededor y lo único que ves es gente comiendo grasas saturadas por todos sitios.
3 comentarios
Hola,
ResponderEliminarEs cierto que se ven homeless por a calle y bastantes por el metro. Estoy segura que muchos viven en el metro. Pero pensé que era algo que se veía por todo el país. En dos días vuelo a Dalas así que podré ver si es así.
También es verdad que están todo el día comiendo. Pero me imagino que esto también pasará en el resto de ciudades grandes de Estados Unidos. Si que hay un fuerte apoyo a lo "green" y a lo "eco" pero la comida rápida gana por goleada. Creo que muchos prefieren consumir en otras cosas antes que en la comida y su salud. Mucho es por ignorancia.
La ciudad de viento ofrece mucho al turista. Millenium Park y Navi pier son sitios obligatorios y muy turísticos pero recomendaría ir a ver alguna barrio del norte como Wicker Park o Greek town. Son seguro y ofrecen otra vision de la ciudad. Además, animaría al visitante que se quede más de tres días a ir aun evento deportivo. Aunque no se sea fan del deporte. Es puro espectáculo. Es impresionante, tanto el hockey como el baloncesto u otro deporte.
Un saludo
Jone
Vale, acabo de darme cuenta de que sí hay segunda parte :) vaya movida con lo lo del hostel! Respecto a la cheesecake factory, estoy deseando aterrizar en Nueva York pero he leído que pillan un poco lejos???
ResponderEliminarUn besote!
A qué te refieres que pilla lejos en Nueva York, Cheesecake Factory?
Eliminar¿Dudas sobre el artículo que has leído? Déjame tu pregunta aquí abajo, contesto SIEMPRE. ¡Besos!