Diario de viaje a Maldivas 2016 - Días 10, 11 y 12

15:55


La mañana comenzó con un desayuno en el restaurante Stars que se demoró más de lo que debiera... y es que nos habíamos propuesto probar todos los restaurantes del resort en las diferentes comidas.

Cuando vimos que el tiempo iba pasando, tuvimos que avisar al personal de que teníamos un poco de prisa, a las 10h habíamos quedado con Sonia, la bióloga marina que casualmente trabajaba allí y era de Barcelona.

Llegamos por los pelos al centro, ella nos estaba esperando preparada con las instrucciones: íbamos a salir al turtle point a ver tortugas como no. Antes de salir nos dio información sobre qué tipo de tortugas y tiburones habitaban la zona, que profundidad nadaban, qué debíamos y qué no debíamos hacer... lo necesario para asegurarse de que iba a ser una actividad segura.

Nos dirigimos al embarcadero, allí teníamos el dhonis preparado, la embarcación típica en Maldivas y a la tripulación que nos iba a acompañar y ayudar.

Fueron tan solo 10 minutos de trayecto, porque el turtle point estaba al ladino de la isla, así que nos tiramos y empezamos a nadar todo alrededor del arrecife mientras buscábamos las tortugas.

Sinceramente fue espectacular, el coral era precioso, había millones de peces de todos tipos, vimos hasta una langosta y por supuesto tortugas enormes preciosísimas. Fue mágico... no tengo palabras para describir una experiencia similar.


El tiempo pasa volando cuando estás disfrutando del fondo marino, pero una de las veces que saqué la cabeza vi que el cielo oscurecía y que el viento se había levantado, señales inequívocas de que iba a caer una buena tormenta.

En ese momento dije en voz alta a quien tenía a mi alrededor que deberíamos irnos al barco... pero Sonia seguía persiguiendo la tortuga y oí un ¡vamos!, así que seguimos.

Como era de esperar, no pasaron ni 5 minutos y empezó a llover mucho, pero mucho mucho y con viento, lo que provocó que incluso dentro del agua tuviéramos problemas de visión, el agua nos empujara contra el coral ya que la distancia con la superficie no era demasiada, nervios, rasguños...

Me negué en seguir nadando porque no era nada seguro, y volví a la única zona que había visto hacía un momento cercana, que no tenía coral y en la que podía ponerme de pie. Ahí empecé a gritar para que abandonaran la persecución de la tortuga y se pusieran a resguardo. Prácticamente no veíamos nada de tanta agua que llovía. Confieso que fue una situación muy angustiosa.


El barco no estaba cerca y no sabíamos como salir de donde estábamos sin romper el coral ni hacernos daño, hasta que Sonia decidió ir por su cuenta a buscar una salida por la que pudiéramos ir hasta el barco... y la encontró. Así que nadamos todos como pudimos dirección al barco y nos subimos hasta que la lluvia amainó.

Una vez el mar y la lluvia había calmado, nos dirigimos al siguiente destino: el shark point ¡esto no lo sabía!

Digamos que estos días atrás había visto unos cuantos y bueno, lo llevo... pero ir expresamente a buscarlos, no era algo que me hiciera mucha gracia pero bueno, íbamos todos así que el "peligro" iba a ser menos.

Nadamos un buen rato alrededor del arrecife pero sin suerte (o sin susto), así que después de una media hora en el agua decidimos subir de nuevo al dhonis para poner rumbo a la isla eso sí, muy satisfechos por la aventura que habíamos vivido y lo mucho que habíamos disfrutado.

El resto de la tarde la tuvimos libre, no salió mucho el sol pero no importaba, en la habitación teníamos una piscina privada increíble y muchas ganas de descansar un poquito.

Por la tarde a las 18h quedamos para hacer un sunset cruise que incluía cava y canapés, así que el plan no estaba nada mal... el problema es que no tenía ninguna pinta de que esa tarde hubiera un sunset, pero aún así había que vivirla porque la cosa pintaba bien.


Subimos todos a la parte superior del dhonis, la tripulación nos dio unas toallas para que estuviéramos más cómodos y nos pusimos todos allí, y al poco tiempo de comenzar nos empezaron a servir copas de cava y los canapés, no podía ser mejor la experiencia, ¡menudas vistas!

El problema es que a los 10 minutos empezó a llover así que tuvimos que abortar el plan y ponernos bajo la cubierta, aún así estuvimos navegando un ratito y disfrutando del aire del mar, que no está nada mal.

Esa noche teníamos planeado hacer una barbacoa en la playa, pero como el día no acompañaba demasiado la trasladamos al restaurante Aqua y oye, ¡menudo manjar! teníamos sushi de varios tipos, langosta, gambas, platos diversos... se nos pusieron los ojos como platos y también las botas.

El penúltimo día no comenzó muy soleado, así que desafortunadamente tuvimos que cancelar las actividades de pesca y cena al aire libre que había prevista pero bueno... no hay que por mal no venga porque eso nos permitió poder descansar y disfrutar de la isla, la playa y las instalaciones, que lo echaba mucho en falta.

El día que teníamos que partir salió el sol, así se iba a despedir Maldivas de nosotras.


Quedamos a las 7,30h a hacer nuestro último snorkel y cuantísimos peces había, como un sueño. Después de dos semanas aquí todavía no me había acostumbrado a ver tantos peces diferentes, no podía acabar mejor.

Después la idea era ir a desayunar y dejar el bikini a secar, ya que el siguiente destino iba a ser Sri Lanka y no queríamos dejar el bikini mojado en la maleta, pero no nos pudimos resistir, ¡hacía tan buen día! así que después del desayuno fuimos directas al agua a disfrutar de las últimas horas y madre mía, como lo aprovechamos.

Nuestro avión partía a las 16,20h del aeropuerto de Malé y a las 14,30h nuestra lancha rápida partía hacia Malé. Fueron tan solo 45 minutos de trayecto y nos plantamos en el aeropuerto, todo tan rápido y cómodo, que ojalá siempre fuera así.

Me vuelvo con un gran sabor de boca, dos veces en Maldivas y espero sin duda que no sea la última, y te aseguro no lo será, porque estar lejos de un paraíso así es muy muy difícil.

Gracias por acompañarme.

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